La mayoría de los moriscos expulsados desde el puerto de Denia, vivían y habían nacido en el pueblo que hoy se llama Polop de la Marina. Familias enteras recorrieron a pie el camino que dista Polop de Dénia, con grandes esfuerzos, pues iban niños y ancianos, hombres y mujeres. Decían que estas se vistieron con sus mejores galas y joyas para que nadie pudiera decir de ellas que pertenecían a clases bajas, pues la mayoría eran comerciantes o artesanos con un gran nivel económico, o trabajaban como agricultores en las tierras de los Señores, propietarios de los señoríos que existían entonces. Muchos fueron asaltados durante el trayecto, a pesar de que fueron custodiados por guardias. Otros, simplemente murieron, por cansancio los ancianos y los niños, sobre todo. No tenían comida, y apenas tenían agua que tenían que repartir entre todos, y eran muchos.
Todos pensaban que un día volverían, cuando la tensión se hubiese calmado, o cuando los cristianos se dieran cuenta, como así fue, de que perdían mucha mano de obra para sus tierras.
Y sí, se dieron cuenta de la pérdida, pero jamás les permitieron volver. Algunos se fugaron en el trayecto, escondiéndose en las cuevas que hoy se llaman “Los túneles de Mascarat” (Calpe), precisamente porque se convertían en bandoleros enmascarados. Otros, se hacían piratas, pues nunca tuvieron la opción de quedarse en su país, en el que habían nacido.
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